Ratios de Personal
¿Cuidados y atención directa a la dependencia convertida en Matemáticas?
El gran caballo de batalla en la atención a personas con dependencia es la cantidad de personal empleado para este fin: cuidar, atender y ayudar a las personas que lo necesitan.
La normativa actual nos puede imponer una cifra más o menos acertada (yo diría que hasta ahora muy poco acertada), pero es curioso que dependiendo de la comunidad autónoma el criterio empleado para resolver la ecuación no es el mismo que el del vecino. Tal parece que un anciano del país vasco, envejece con más necesidades a otro de Castilla y León. O los ciegos procedentes de Galicia, son menos ciegos que los de Valencia. ¿Qué está fallando?

En intentos de subsanar diferencias y deficiencias, se pretende aprobar nuevas leyes que aboguen por homogenizar el mapa estatal y aumentar ratios de personal, lo cual es de loar. Pero llegar a respuestas acertadas sujetas a un % extraído de un cálculo numérico lo considero un error. Calcular un ratio para cubrir la necesidad de ayuda de tercera persona para la realización de las actividades de la vida diaria es un concepto heterogéneo, incluso contemplando distintos perfiles de atención en función de los grados de dependencia, no se hace con suficiente detalle, tendiendo a agrupar bajo un mismo epígrafe el nivel de dependencia. Este exceso de síntesis no refleja la variabilidad de los perfiles de atención, y los ratios calculados no son representativos de la dispersión propia de las necesidades de una atención personalizada para el conjunto de residentes de un centro. A igual grado de dependencia, no hay mismas necesidades. El consumo de tiempo de un profesional no depende de la puntuación obtenida en un baremo de valoración de dependencia.
Sin embargo, los ratios han sido convertidos en un problema estadístico, un enfoque numérico basado en observaciones de rutinas asistenciales (tareas de cuidado directo, tiempo de personal empleado en una misma tarea, y cronograma de atención diaria).
Hemos dejado de lado el factor humano, las particularidades y detalles de cada persona y el enfoque que se da al objetivo de un cuidado, una atención o ayuda a una persona dependiente. Olvidamos que la meta no es tachar una tarea concluida en el tiempo estimado en un registro, nuestro objetivo es que después de dedicar un tiempo a una tarea, una necesidad de una persona concreta dependiente está satisfecha y ésta se encuentre sensiblemente mejor, aunque suponga un coste.
No es apoyar los cálculos de ratios por ciencia infusa, pero a partir de una estimación y un análisis, la atención directa, también debe tener la posibilidad de adaptarse a la diversidad, y particularidad de las personas independientemente de su grado de dependencia. Una misma tarea puede necesitar distintos tiempos en diferentes días y en la misma persona. Disponer de flexibilidad de cantidad de personal, y herramientas que permitan una gestión eficaz de la variable tiempo nos dan la llave que abre las puertas a una atención de calidad, respetuosa, cercana, digna y empática.
Fuente: https://dependencia.info/noticia/5017/opinion/la-definicion-de-ratios-de-personal-gerocultor-en-el-nuevo-acuerdo:-ciencia-infusa.html